Con tantas cosas fuera de nuestro control durante la pandemia, Joe Oczkewicz encontró consuelo en conversaciones acerca de la Eucaristía con sus compañeros de escuela.

“Estas conversaciones son una excelente forma de recordarnos la importancia del papel que desempeñamos en la Eucaristía y en la comunidad de la iglesia, comentó Oczkewicz, que cursa el último año en la escuela secundaria Juan Pablo II de Lacey. “Podemos recobrar nuestras vidas por medio de la religión”.

Joe Oczkewicz

En las clases de los lunes por la mañana en JPII el otoño pasado, Gabriella Ybarra comenzó a darse cuenta de algo importante sobre su fe: “La Eucaristía nos une con Cristo, pero también nos une con el resto de la iglesia”.

Durante la misa, dijo Ybarra, tendía a concentrarse en sí misma y en su relación personal con Dios. Luego, su maestro de religión, Jacob Hayden, presentó materiales escritos para el Año de la Eucaristía, basados ​​en la carta pastoral del arzobispo Paul D. Etienne, La obra de redención.

Durante seis semanas, los estudiantes de Hayden, en el aula y desde casa a través de videoconferencias, tuvieron discusiones sobre la Eucaristía. Después de reflexionar con sus compañeros, Ybarra se dio cuenta de que la Eucaristía era “una experiencia de grupo. No soy solo yo recibiendo la Eucaristía .

Ayudar a los estudiantes a alcanzar una comprensión más profunda de la Eucaristía fue uno de los objetivos de Hayden al preparar su plan de lecciones de teología para el año. Las reflexiones del Año de la Eucaristía disponibles en la arquidiócesis ayudaron a iniciar la conversación cada semana.

Los estudiantes “hacen un buen trabajo de discernir las palabras y aplicarlas a sus propias vidas”, relató Hayden. Las discusiones también les han permitido a los estudiantes interactuar con la iglesia de una manera más amplia y tener conversaciones sobre su fe, algo que no siempre es fácil de hacer.

Es bueno que se escuchen entre sí, expresó Hayden. Cuando compartimos nuestra fe, queremos que la gente escuche.

Todas las discusiones han sido fructíferas, pero la reflexión sobre la unidad realmente resonó entre los estudiantes, agregó Hayden.

Karena Meinhardt

Como explicó la joven Karena Meinhardt: “La Eucaristía es una forma física que Dios nos ha enviado para conectarnos con él. Todos tomamos colectivamente a Dios dentro de nosotros , explicó, pero al mismo tiempo,la Eucaristía nos une a quienes nos rodean .

Durante la pandemia, manifestó, debemos recordar que sí, podemos estar separados, pero todavía estamos conectados.

Oczkewicz dijo que las discusiones en clase han cambiado su forma de pensar sobre la comunidad. Se ha dado cuenta de que, si no puede estar físicamente presente en la Misa, participar a través de la transmisión en vivo es importante.

Para aquellos de nosotros en casa, participar es importante, declaró. “La iglesia en sí misma es una comunidad. Si nos mantenemos al margen de eso, entonces nos estamos perdiendo de lo que Jesús nos enseñó.

Un significado más profundo

Hayden comentó que se encuentra en una posición privilegiada, caminando con más de 90 estudiantes en sus viajes espirituales, escuchándoles reflexionar sobre las palabras del arzobispo.

“La forma en que ven a Jesús, entregándose a sus vidas en la Eucaristía, y el deseo de profundizar en esa relación, me da la esperanza de que el Espíritu Santo está obrando en ellos”, manifestó Hayden.

Sus conversaciones también lo ayudan a interiorizar más las palabras y a crecer en su propia fe y relación con Jesús. “Eso probablemente no estaría sucediendo en mi vida si no hubiera sido maestro”, agregó Hayden.

Gabriella Ybarra

Los estudiantes manifestaron que sus discusiones han revelado la profundidad de la liturgia.

Lo que hacemos en la iglesia tiene un significado, expresó Ybarra. No es solo una rutina.

Oczkewicz, que pasó muchos años como monaguillo, siempre ha prestado atención a las palabras y los movimientos del sacerdote. Pero las discusiones con sus compañeros de clase lo ayudaron a darse cuenta de que los gestos físicos durante la misa ayudan a los participantes a “construir un puente hacia el otro lado de su cerebro.

Y ha comenzado a abordar la Misa de manera más contemplativa, leyendo la reflexión del Año de la Eucaristía antes de la Misa, discutiéndola el lunes siguiente y basando en ella la semana siguiente.

Meinhardt, que no asiste a Misa con tanta frecuencia, ya entendió que podemos conectarnos con Dios a través de la liturgia. Pero cuando va a misa, ella tiende más a “escucharlo, asimilarlo, digerirlo y seguir adelante. Gracias a las conversaciones, ha aprendido que otros “la reciben, se aferran a ella y le agregan más”, y se ha dado cuenta de que “lo que damos a la liturgia, nos lo devuelve”.

Las discusiones son solo el comienzo para estos estudiantes mientras caminan su senda espiritual.

“Cada semana ha abierto una nueva puerta en mi mente, en mi forma de pensar sobre mi fe”, expresó Meinhardt.

Ybarra espera con ansias seguir aprendiendo continuamente. Siempre estamos aprendiendo cosas nuevas sobre la Eucaristía, agregó. Nunca la entenderemos completamente.

Formas de celebrar el año de la eucaristía

El Arzobispo Paul D. Etienne declaró un Año de la Eucaristía en la Arquidiócesis de Seattle desde junio de 2020 hasta junio de 2021. Aquí presentamos algunas maneras de aprovechar este año de enfoque especial en la Eucaristía:
  • Leer la carta pastoral La Obra de Redención
  • Orar por una comprensión y experiencia más profundas de la Eucaristía.
  • Pasar tiempo con el Señor en adoración eucarística.
  • Aprender más acerca de la presencia real de Cristo en la Eucaristía mirando Presencia en Formed.org.

Noroeste Católico - Enero/Febrero 2021