El pasado agosto, me uní a más de un millón de jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal con el Papa Francisco. Piensa un instante en esa cifra. Deja que penentre en tu mente. Pregúntate, “¿qué organización en el planeta puede atraer a tantos jóvenes para reunirse en un solo lugar para cualquier cosa?” La respuesta es que la Iglesia Católica puede hacerlo. El Papa Francisco puede hacerlo. ¡Jesús puede hacerlo!

¿Cuánta cobertura tuvo la Jornada Mundial de la Juventud en las noticias? La respuesta es que no mucha. La razón de esto, pienso, es que hay algunos que quieren que creamos que la Iglesia está muriendo o que se está volviendo cada vez más irrelevante. Es por lo que las buenas noticias acerca de nuestra Iglesia no se reportan lo suficiente. Buenas noticias como el que más de un millón de jóvenes recen, canten y adoren a Dios todos juntos.

La tarde del miércoles en aquella semana en Portugal, tuvimos un encuentro masivo para Estados Unidos en un parque en Lisboa. Teníamos permiso para 10,000 participantes. La policía cerró las rejas cuando alcanzamos esa cantidad; sin embargo, tuvieron que volver a abrirlas cuando llegaron otros miles más. Mons. Robert Barron dirigió una conmovedora reflexión, como siempre hace, motivando a los jóvenes a proclamar al “verdadero” Jesucristo en nuestra cultura.

Al final de la velada, Mons. Edward Burns, Obispo de Dallas, compartió con la multitud que una reciente encuesta preguntó a sacerdotes y religiosas en nuestro país si habían asistido alguna vez a la Jornada Mundial de la Juventud. La respuesta fue que el 38 por ciento. Su opinión es que eso significa que 38 por ciento de los futuros sacerdotes y religiosas de Estados Unidos podrían muy bien estar entre nosotros esa noche y pidió a quienes pensaran que esa cifra se refería a ellos que levantaran la mano. Cientos de jóvenes de entre la multitud levantaron sus manos con entusiasmo mientras los demás les aplaudíamos. Esto tampoco fue reportado en las noticias.

Yo, por mi parte, tengo diferentes noticias para tu consideración. Últimas noticias: la Iglesia está viva, la Iglesia es fiel, la Iglesia es joven y la Iglesia es bella. Sí, tenemos nuestros problemas que no podemos ocultar y la publicidad negativa que recibimos suele ser bien merecida. Sé que a, a niveles profundos, tenemos mucho por hacer. Estoy comprometido en ello, y todo católico debería estarlo también.

Una de las gracias del tiempo de Pascua es que, aun con todo lo que estamos luchando a nivel personal en estos momentos, conocemos el final de la historia. ¿Cuál es ese final? ¡Que Jesús será victorioso!

Puede que no siempre sepamos cada paso que dar en el camino para llegar allá. No obstante, sabemos hacia dónde somos conducidos si fijamos la mirada en Jesús y no perdemos de vista las buenas noticias de nuestro mundo en vez de fijarnos en las malas.

Northwest Catholic – Abril/Mayo 2024